jueves, 14 de junio de 2012

La yunga
Clima
Las Yungas presentan una precipitación anual acumulada promedio de entre 1000 y 3000 mm, siendo la época de mayor precipitación pluvial entre los meses de diciembre – marzo, mientras que julio y septiembre son los meses de menor precipitación. También es muy importante la neblina o lluvia horizontal y de ahí su nombre de nuboselva con la que se denominan a las Yungas. Las condiciones pueden ser muy variables pues dependen de la altitud, latitud, relieve, humedad y temperatura. Se considera una temperatura media de 22°C. 

•UBICACIÒN
    
  

•Ocupa las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán y Catamarca.
Se extiende como una faja de orientación N - S en las laderas orientales de los cordones montañosos del noroeste argentino. Limita al E con la Provincia Chaqueña y al W con las Provincias Prepuneña o Puneña.


LA ESTEPA ARGENTINA 

Clima

El clima patagónico está dominado por las masas de aire provenientes del Océano Pacífico y por,los fuertes vientos provenientes del oeste (westerlies). El desplazamiento estacional de los centros
de alta y baja presión sobre el Pacífico y las corrientes oceánicas costeras con dirección ecuatorial
determinan los patrones estacionales de la precipitación (Paruelo et al., 1998). En invierno,
la alta intensidad de la zona de baja presión polar y el desplazamiento hacia el norte del anticiclón
del Pacífico determinan un aumento de las precipitaciones invernales sobre la región. Casi
la mitad de las precipitaciones ocurren en los meses más fríos del año. La Cordillera de los Andes
ejerce una gran influencia sobre el clima patagónico, ya que constituye una importante barrera
para las masas de aire húmedo provenientes del océano. Éstas descargan su humedad en las laderas
occidentales de los Andes y, al descender en la vertiente oriental, se calientan y se secan
(calentamiento adiabático). Esto determina un fuerte gradiente de precipitaciones que decrece exponencialmente
de oeste a este. Las estepas y los semidesiertos de la Patagonia reciben entre 600
y 120 mm de precipitaciones. En este sentido, en la mayor parte del territorio las precipitaciones
no superan los 200 mm (Paruelo et al., 1998). La escasa precipitación y la distribución invernal
de ésta determinan un fuerte déficit hídrico estival (Paruelo et al., 2000). Sobre la base de la relación
evapotranspiración potencial/precipitación anual media, más del 55% de la Patagonia es
árida o hiperárida y sólo un 9%, subhúmeda (Paruelo et al., 1998). Las isotermas tienen una distribución
noreste-sudoeste debido al efecto combinado de la latitud y la altitud. Las temperaturas
medias varían entre 3 y 12ºC. Los fuertes vientos del oeste modifican sensiblemente la sensación
térmica, y la reducen, en promedio, 4,2ºC. Este efecto es más marcado en verano (Coronato,
1993), y genera veranos templados o aun fríos, una característica distintiva del clima patagónico.
Las mesetas de altura decreciente hacia el este constituyen uno de los rasgos geográficos más
característicos de la Patagonia. En la parte norte y central, las sierras y las geoformas de origen
volcánico pasan a ser un elemento importante del paisaje. Este paisaje resulta de una compleja
interacción entre el volcanismo, la emergencia de los Andes y la actividad fluvioglacial. La red
de drenaje regional consiste en una serie de ríos de curso oeste-este que drenan las húmedas laderas
de los Andes y atraviesan las estepas y los semi desiertos en su camino al Atlántico.
Los detritos glaciales y los materiales volcánicos son los materiales parentales más importantes
de los suelos patagónicos. En las porciones occidentales más húmedas y frías pueden desarrollarse
suelos mólicos. Hacia el este y con el aumento de la aridez, los Aridisoles y los Entisoles
dominan el paisaje. Éstos suelen presentar una gruesa capa calcárea cementada de entre 40 y 50
cm de profundidad (del Valle, 1998). Los “rodados patagónicos”, asociados a los procesos fluvioglaciales,
son una característica de los suelos patagónicos, tal como lo reconocieron los primeros
naturalistas europeos que la visitaron (Darwin, 1842; Strelin et al., 1999). La presencia
de rodados es la responsable de la formación de “pavimentos de erosión” cuando la erosión eólica
remueve los materiales más finos del suelo. En la región son frecuentes los paleosuelos, caracterizados
por la presencia de “horizontes enterrados”. Éstos reflejan la influencia de condiciones
climáticas pasadas sobre los procesos pedogéneticos.